¿El aceite puede darte salud?


Aunque es importante limitar nuestro consumo de grasas, estas tienen algunas ventajas nutricionales que deberías conocer.
La temible grasa. Casi todos los días piensas en cómo eliminarla de tu régimen y el menú de tu familia, ya sea para prevenir males cardíacos, el peligroso colesterol alto, el sobrepeso o la obesidad. Sin embargo, antes de condenarla y buscar erradicarla de tu alimentación de forma definitiva, es importante que conozcas sus funciones y la forma en que puedes (y debes) consumirla para vivir bien.

Las grasas, junto con los carbohidratos, son las principales fuentes de energía de nuestro cuerpo. Es decir, funcionan como combustible. Por otra parte, ayudan a que tu organismo absorba vitaminas como la A, D, E y K y cuidan la piel. ¿Y sabes por qué debes incluirlas en tu dieta? Pues, básicamente, porque el cuerpo no las genera por sí solo.

HAY GRASAS Y GRASAS
Ahora bien, antes de abalanzarte sobre un generoso plato de salchipapas en pos de tu salud, es importante que sepas diferenciar entre las grasas buenas y las malas. Las grasas saludables son las insaturadas, presentes en alimentos de origen vegetal como el aceite de oliva virgen o pescados grasos. Las nocivas, en cambio, son las grasas saturadas, las cuales también son útiles para el buen funcionamiento del organismo, pero en cantidades muy reducidas. Estas están en la carne, el aceite de coco y diversos alimentos preparados industrialmente.

Así pues, para llevar una dieta saludable, la nutricionista Milagros Agurto sugiere incluir “cantidades apreciables de aceites vegetales y semillas, y reducir de alguna manera el consumo de grasas de origen animal y grasas saturadas”. Asimismo, señala: “Las grasas saturadas también se encuentran en mínimas cantidades en los alimentos vegetales, pero la mayor fuente natural son los alimentos de origen animal”.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE LOS ALIMENTOS GRASOS
Además de los beneficios señalados, los productos que contienen grasa poseen un componente esencial para el buen funcionamiento del cuerpo: el DHA. Este es una grasa perteneciente a la familia de los omega 3 (ácido graso esencial) que ayuda a la salud del corazón y los ojos, y ayuda en procesos inflamatorios. “El DHA no se produce en el cuerpo, por lo que debe venir de todas maneras a partir de la dieta”, afirma la nutricionista Milagros Agurto.

El DHA se encuentra de manera natural en los pescados grasos y las algas. No obstante, la especialista afirma que los alimentos fortificados son una buena alternativa en términos de precio o disponibilidad en el mercado. “Se sabe que el 80% del DHA se puede cubrir con un consumo frecuente de pescados grasos, pero también se puede consumir alimentos que lo contengan por fortificación como las leches o aceites con DHA”, asegura.

¿Y existe algún riesgo de consumir DHA en exceso? Agurto indica: “Es un poco complicado, porque en general las dietas occidentales son bajas en DHA, pues este ácido graso se encuentra en mayor cantidad en los pescados grasos y algas, alimentos que, de alguna manera, no están en grandes cantidades en nuestra dieta”.

Entonces, si los lácteos y el aceite son las mejores opciones, ¿cómo distinguir los aceites con mayor calidad nutricional, y que afecten en menor medida nuestra salud y peso corporal? “Todos los aceites son de buena calidad porque son vegetales, lo que los diferencia son sus propiedades: la idea es consumir en cantidades adecuadas cada uno de ellos. Ahora, que uno engorde o no, no depende de la calidad del aceite, sino de la cantidad que uno consuma de estas grasas”, concluye la experta.

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